FOMENTANDO la PRACTICA del SEIKI; no es gran cosa.

El Paso está Abierto; El Vehículo Espera. Nos falta Ponerlo en Marcha

Solo necesitamos tiempo, un lugar adecuado, y que practiquemos. Creamos una “Sanga”

Seiki – Entre el Vacío y el Movimiento Se Encuentra La Armonía de la Vida

(A version of this essay in English is planned; meanwhile see final para for a summary).

Estoy revisando los temas del Seiki, como es frecuente para mí, al comunicarme con amigos y colegas sobre éste trabajo tan simple, pero que se suele definir con dificultad.

Es verdad, el Seiki es totalmente para explorar. Lo que ofrece son una serie de prácticas, todavía en evolución, y una filosofía sencilla como guía. Vale la pena repetir que se trata de sanarnos a nosotros mismos y acompañar a otras personas en el mismo proceso. Pero requiere tiempo y espacio suficiente para profundizar. Este artículo no pretende abordar los beneficios del Seiki, que son muchos, ni los cimientos de los mismos, sobre la cual existen otros artículos. Algunas personas que lean este texto ya habrán experimentado algo del Seiki a través de su participación en talleres y experimentar el intercambio de tratamientos. Habrán practicado el Gyoki, y quizás otros ejercicios sencillos y más formales. De igual manera, habrán encontrado algo de Katsugen, el movimiento espontaneo. La pregunta es, ¿Dónde, cuándo, y cómo vamos a reunirnos paro continuar lo que ya nos ha impresionado tanto? Hace falta distinguir, provisionalmente, entre la forma y el vacío.

Mucha gente queda confusa sobre la falta de información concreta en relación con el Seiki. ¿Si no hay reglas ni formas para nuestra técnica, cómo se puede entender y cómo avanzaremos? Pero no depende de la técnica especialmente, sino en nuestra propia sensibilidad; ésta misma vida compartida a través de las prácticas. El Seiki que conocemos, lo propuesto por Kishi, ofrece sugerencias y guías vinculadas a una tradición de mucha sabiduría, pero evita pronunciarse sobre cualquier conocimiento, efecto o resultado concreto, descartando muchas reglas y normas convencionales.

El Gyoki, y sus variaciones; como reconocer el espacio en sus dimensiones sútiles y aprovechar de lo mismo.
La práctica revela la utilidad del vacío.

Hay ejercicios, sin duda, para practicar – el Gyoki, una meditación en movimiento libre, con sus variaciones; ejercicios físicos, el movimiento centrado en el Hara, concentración mental, aprendizajes para fijarnos en la respiración; el tacto, con mucho respeto hacía las personas y mucha disciplina para formar a los sentidos. Y el “No-hacer”, que se torna sobre el cultivo de la paciencia, la capacidad de no intervenir y dejar lugar para la espontaneidad auténtica, o lo que surge.

En su proceso de desarrollo, el Seiki ha tomado prestado algunos ejercicios de la tradición de las artes Japonesas del Hara, pero no se identifica con ninguna clase de prácticas en particular. Las guías se basan en la cultura del Ki y en tendencias observadas de la naturaleza. Las reglas son sencillas, sensatas y de probar en cada situación nueva; se las buscamos.

El Seiki nos plantea interrogantes: ¿Cuales son las condiciones que nos hacen confiar? ¿De qué surge el respeto hacia nosotros mismos y los demás? ¿Cual es nuestra relación con la naturaleza? ¿Por qué sentimos tanta rabia, o ansiedad? ¿Cómo vamos a encontrar las respuestas que nos proporcionarán una vida más feliz?

Y nos propone darnos mucho espacio para encontrar las respuestas.

Todo tipo de conocimientos convencionales parece dar seguridad, pero el Seiki solo ofrece prácticas que nos aproximen a lo adecuado. Se verifica subjetivamente, sobre la marcha. Eso es todo. La práctica se sustituye por la convicción. Se dirige hacia el interior del individuo que es dueño de su propia vida, y de su propia experiencia.  Y de ahí se puede comunicarnos y compartir nuestra experiencia con otra gente, si nos parezca.

Nos hace falta crear las condiciones adecuadas para seguir en esta práctica, a solas, y también muy importante, con otros. Casi nunca se puede profundizar en el trabajo sin el apoyo de otras personas con un propósito compartido. En el Budismo, el trabajo de la búsqueda espiritual en común es lo suficiente importante para identificarse como “La Sanga”. Es la tercera de sus “Tres Joyas”*.

Formamos un grupo; así conseguimos el acompañamiento que buscamos.

El acompañamiento se encuentra en el contexto general del grupo, pero se realiza sencillamente con un solo compañero en ejercicios o tratamientos compartidos. Nos da referencias, apoyo y ánimo.

Para crear un grupo, no hace falta expertos, sino guías con algo de experiencia, con integridad, humildad y perseverancia. Estas personas pueden facilitar el proceso, paso a paso. Su propia práctica incluirá ésta responsabilidad. En general, la gente no quiere arriesgarse si no se siente preparada y aprobada. El Seiki en este sentido es duro. No se basa en ninguna autoridad externa. No te ofrece nada, y tampoco exige nada.

Para cambiar nuestras circunstancias tendremos que aventurarnos. Requiere coraje. ¿Hay suficiente gente a nuestro alrededor para formar un grupo para practicar – reunirnos y hacer los ejercicios? Seguro que sí. Solo necesita compromiso. Alguien con solo un poco de experiencia se puede guiar una sesión, buscando el apoyo del grupo. Si ésa misma persona consiga la sala, organice todo y gane nuestra confianza, pagamos la recompensa, que es razonable. El círculo se completa.

¿Vamos a equivocarnos en alguna cosa? Por supuesto.  Kishi dijo “Los errores valen”. Solo necesitamos sensibilidad y cuidado. Invitaríamos a otras personas con más experiencia como guía de vez en cuando. Viajaríamos para encontrar enseñanzas adecuadas. Es necesario desplazarse físicamente en ocasiones; también tener conversaciones al respeto.

Somos cuerpo, aliento y mente (consciencia). El espacio se reconoce en relación con sus límites físicos, temporales, y mentales. Buscamos una metáfora: Me viene la imagen de una caja vacía, una cosa útil, como contenedor. El Seiki es demasiado misterioso para gente que busca contenido específico o predeterminado – nada está definido. Pero las prácticas son imprescindibles para continuar, encontrar un camino. Uno necesita un espacio donde practicar, una habitación, un futón, una manta, lo que sea. Y lo que hacemos ahí, también sencillo y abierto, está definido solo por sus límites precisos que posibilitan y potencian lo que surge.

Hay cualidades que se pueden encontrar y cultivar en el trabajo.

En eso encontramos la disciplina. Yo creo que las etapas también pueden ser definidas.

Sin duda, hay cualidades que se pueden encontrar, identificar y cultivar en el curso del trabajo, cualidades de atención, de escucha, del cuidado y demás. En la práctica del Gyoki, cuando abrimos las manos, ¿que buscamos? ¿Sensibilidad, reflejos, información? El espacio, vacío, empieza revelar su gran potencia. Hagámoslo una reverencia. Compartirlo es un trabajo del corazón.

Quizás ayudará referirnos a Lao Tse, que siempre ilumina esas cosas fundamentales:

Treinta radios convergen en el buje de una rueda, y es ese espacio que permite el carro cumplir su función. Modelando el barro, se hacen los recipientes, y es su espacio vacío lo que los hace útiles. Puertas y ventanas se abren en las paredes de una casa, y es el espacio vacío que permite que la casa pueda ser habitada. Lo que existe sirve para ser poseído. Lo que no existe, sirve para cumplir una función útil. Tao Te Ching, Cap.11

* El Buda (el Ser liberado), La Darma (la Enseñanza) y la Sanga (comunidad espiritual).  P.L.

English Language summary:

 PROMOTING AND FOSTERING SEIKI PRACTICE

The Way is Open, the Vehicle waiting – We Need to Get Started, and then Keep Going

Anyone with a little time,  inspiration, and experience of Seiki can organise a Seiki Group. Following the Buddhist tradition we can create a “Sangha” for mutual support. A few people can look for an adequate space and encourage each other in the basic practices.

To support the practice of Seiki, which, in relation to its potential benefits is not at all complicated, I am convinced that the broad vision must include guidance on meeting and working together for mutual development . Only a simple framework or outline facilitation process is needed. Who will take such an initiative? It seems a bit risky to say it, but anyone with a little prior experience of the basic elements of Seiki  could convene regular practice sessions. (Fundamentally, one must include Gyoki and related exercises. Also some sharing of simple, respectful touch, witnessing the breath and emphasis on feeling rather than doing. This would depend on what the group members have already encountered – resources and experience are shared).  The metaphor comes to mind of an empty box, like a useful thing, as a container.  Seiki is too mysterious for people who are looking for precise content – nothing is defined. But the practices are necessary to continue, to find a way. Therefore one needs the space to practice. It’s a room, a futon or blanket, whatever. The practices themselves are like this too, simple and open ended. Then it needs facilitation – we are learning to facilitate ourselves and others through careful group process (Corresponding to the Buddhist “Sangha”). This is what needs encouraging somehow; going forward takes some courage, and some humility is necessary to encourage others. The stages are definable, I think, but it is all a work of the heart.  The appropriate human qualities can be identified and sought in the work; attention, equanimity, listening, caring and so on.

Lao Tsu: A clay bowl has form and substance, but it is the empty space that makes it useful.  PL.

Note: I would offer myself (through email links) as an occasional guide or mentor to any group practising Seiki that included among its convening members, two people familiar with the work and known to me personally. P.