LA ESENCIA DEL SHIATSU (nueva versión española)

SHIATSU; desde sus inícios se trataba de la calidad del tacto, esencialmente.

Éste artículo es una traducción de la versión original inglesa que se puede ver en las páginas anteriores de mi blog (Primavera 2017). La versión española aparece aquí gracias a los esfuerzos de María Navarro.  Su propósito es presentar el Shiatsu en su esencia como un suave “camino interno de sanación”, que desde su comienzo se ha definido por la calidad del tacto y la atención, y por la tradición silenciosa del No-Hacer.

LOS COMIENZOS Y PRIMERAS INFLUENCIAS

En Japón las terapias manuales se vieron influenciadas a lo largo de los siglos por los clásicos chinos como el “Do-in Ankyo” o “Anma-doin”, donde se fueron filtrando gradualmente las características fundamentales de la cultura japonesa que produjeron todas las artes del Hara. Así , en la medicina tradicional japonesa, encontramos específicamente la forma de diagnóstico y tratamiento del Hara conocida como “Anpuku”. Esto le proporcionó un estatus especial entre las prácticas terapeúticas debido al alto nivel de intimidad y profunda atención en la conexión entre terapeuta y paciente, tanto a través de la respiración como con el cuerpo y la mente.

El objetivo de las artes de diagnosis, más allá de la simple identificación de la enfermedad, era conocer- entender la condición y el sentido de la vida del paciente. Los requisitos para desarrollar la sensibilidad necesaria al tocar eran, sobre todo, la calidad del respeto, la confianza, la paciencia y la delicadeza.

Las características esenciales del Anpuku fueron descritas por el respetado investigador de las terapias manuales, en el siglo XIX , Fusai Ota, como “ Suiatsu” , refiriéndose a una calidad de contacto en el Hara tranquila y concentrada donde el diagnóstico y tratamiento se convertían en una única experiencia. Su trabajo fue conocido, sin duda, por Tamai Tempeki, un pionero que algo más tarde introdujo el Shiatsu Ryoho o “ método sanador de presión de dedos”, también inspirado por el Anpuku y diferenciado intencionadamente del Anma.

El Shiatsu nació en Japón en una época de confusión y desafío en la que el encuentro entre lo clásico y lo moderno estaba lleno de conflictos. Lo que es evidente es que los rasgos distintivos que los primeros terapeutas de Shiatsu lograron preservar, y que estuvo en peligro de perderse entre una plétora de prácticas de masaje y nuevas técnicas de la medicina física moderna, fueron la profundidad tranquila, la quietud y concentración enfocada en el tratamiento del Hara.

Esta “ tranquila y sencilla disposición de las manos” que definió el primer Shiatsu de Tamai Tempeki, se convirtió en el centro del trabajo , medio siglo después, de Namikoshi y Masunaga. Ambos se vieron influenciados, directa o indirectamente, por las enseñanzas de Tempeki, y los dos igualmente hicieron hincapié en la concentración mental y la quietud. Por eso, la presión estacionaria, perpendicular y penetrante , la atención centrada en el Hara, y la relajación del cuerpo y la mente , fueron los “cinco principios “ enseñados por Masunaga como las bases del Tacto.*

Aunque él desarrolló un acercamiento terapeútico más complejo, insistió en que “Sesshin” ( la sensación de apoyo vital) era fundamental para la efectividad de un tratamiento de Shiatsu. Akinobou Kishi llevó esto más lejos en Seiki-Soho donde la quietud y el contacto sencillo se practican como “Waki”. Esta disciplina es una extensión de Gyoki ( la atención y sensibilidad en la respiración). Kishi también indicó que además de la concentración y la presencia consciente, el vacío era necesario para una resonancia completa entre nosotros y los otros. La continuidad es evidente. (O quizás no es tan evidente como podría ser! El artículo que precede a éste, todavía solo en inglés, trata del tema del vacío y su relación con el proceso sanador).

EL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

Pienso que aquí merece la pena indicar la importancia que tuvo la linea principal del trabajo que hizo que el Shiatsu se considerara una terapia independiente, diferente al masaje tradicional Anma y a la fisioterapia, en el escenario crucial en el que Masunaga y Namikoshi colaboraron junto a otros expertos reconocidos para este fin.

Este no estaba basado, ni dirigido a validar científicamente el Ki u otras terapias tradicionales relacionadas. Se construyó en el reconocimiento de que la presión tranquila, sostenida, producía unos cambios específicos y predecibles sobre varias funciones fisiológicas reguladas por el sistema nervioso autónomo. El proyecto de Shiatsu comenzó con estudios fisiológicos aceptados y continuó confirmando los diferentes beneficios del tacto del Shiatsu asociados a la calidad de la propia técnica más que a la metodología o el cuadro teórico de sus aplicaciones.

Para recapitular, la ciencia ha estudiado los mecanismos asociados al estrés y se sabe que el cuerpo reacciona ante el peligro o la amenaza con una secuencia rápida de cambios controlados por la red del sistema nervioso simpático y asociado a la descarga de las hormonas suprarrenales. El incremento de la alerta sensorial, el aumento del ritmo cardiaco y la presión arterial con el aumento de aporte de sangre a los músculos y los vasos superficiales nos preparan para confrontar o escapar del peligro. Al mismo tiempo las funciones digestivas se suspenden y el aporte de sangre a los tejidos profundos y órganos se reduce. Después, cuando el peligro ha pasado, el sistema del cuerpo busca el descanso para recuperarse. El sistema nervioso autónomo se vuelve parasimpático en un entorno de seguridad y calma. Esta respuesta parasimpática, regulada por ramas del nervio vagus, favorece las funciones metabólicas básicas de la vida. Eso quiere decir que optimiza la circulación sanguínea a través de los órganos internos y ayuda a la secreción de fluidos digestivos y enzimas. Las funciones del corazón se normalizan y la respiración se profundiza y se hace más lenta con la relajación del diafragma. La peristalsis intestinal también se reanuda.

Ahora se entiende bien que el aumento en la regularidad o intensidad del estrés circunstancial de la vida, incluyendo el dolor y el estrés propio de la enfermedad, y/o los traumas o shocks vividos, conllevan un círculo vicioso de tensión y ansiedad crónica que hacen que la persona afectada sea incapaz de alcanzar o reconocer una situación que ofrezca alivio y calma. Se pierde la conexión adecuada con las respuestas del sistema parasimpático y el estrés, combinado con el cansancio consecuente, da pie a múltiples síntomas secundarios.

Las técnicas más simples de Shiatsu , derivadas de la exploración profunda, sostenida y penetrante típicas del Anpuku, y la conexión con el Hara, fueron el principio y final del estudio realizado en la posguerra. La presencia de una presión de apoyo, no estimulante, de contacto empático , mostró ( demostró) que provocaba los procesos autónomos internos que optimizan las funciones de los órganos y ayudan a la curación en enfermedades crónicas, la respuesta parasimpática. En otras palabras, la llave para la sanación está en la calma del contacto humano, la serenidad y el poder restaurador del sistema parasimpático. Eso era todo. Y este es el profundo contenido, la esencia y el significado literal de toda la tradición Daoyin/ Do-in.

DESARROLLO Y DESVÍO

Namikoshi, un terapeuta astuto y carismático , que estudió con Tempeki, desarrolló la forma de Shiatsu estándar que recorría sistemáticamente la anatomía con la presión a dos manos. Aunque ha sido criticado a menudo por introducir este método mecánico y anodino, debería tenerse en cuenta que este acercamiento ordenado y repetitivo permite al terapeuta enfocarse tan sólo  en la calidad del tacto y las respuestas, ajustando así la técnica a las necesidades del receptor. Namikoshi fue fiel al restablecimiento de la terapia tradicional Shiatsu en un clima político difícil, cuando todos los aspectos de la cultura japonesa se estaban reprimiendo.

Este método no excedió los límites establecidos del estudio en el que se habían centrado él y su equipo, lo que habían trazado y había sido aceptado.

El propio Kishi afirmó que la sensibilidad de Namikoshi era tal, que él podía evocar la calidad de la resonancia empática que sucedía mientras sus manos recorrían el cuerpo en su manera rutinaria. Lo que está en duda es que todos aquellos que se hayan formado en esta rutina oficialmente establecida , hayan logrado la esencia sutil de este método.

Masunaga, un comprometido académico, inició un acercamiento muy diferente al Shiatsu, integrando aspectos de la biología y psicología modernas con la Medicina Tradicional modificada, pero teniendo muy claros los principios fundamentales del Shiatsu. Fue un profesor carismático que inspiraba mucha confianza, pero su búsqueda intelectual sin descanso le llevó a una gran complejidad. En el intento de reconciliar la psicología moderna  y las teorías tradicionales dejó un legado de conceptos potencialmente confusos, y un mapa de meridianos tradicionales modificados, sugiriendo unos protocolos clínicos que se tomaron y desarrollaron de diferentes maneras entre sus seguidores occidentales y japoneses.

El hecho de que a su primer y más famoso libro publicado, se le pusiera un título tan escueto como “ Zen Shiatsu” ha podido llevar a posteriores malentendidos.

Desde mi punto de vista, las versiones actuales del Shiatsu formal enseñado en Occidente, que siguen tanto la linea oficial de la escuela de Namikoshi, como el acercamiento que desarrolló Masunaga ( hoy en día reforzado por la MTC), han creado una división innecesaria, una confusión que ha debilitado el vínculo con el Do-in tradicional y el espíritu vivencial de la cultura del Ki japonés.

El conocimiento formal y los procedimientos de tratamientos, ya sea basados en patrones estandarizados o en meridianos seleccionados , tienden a mantenernos ocupados y proporcionalmente menos sensibles. Normalmente hacemos demasiado.

Por supuesto, todas las formaciones regulares tienen algo que ofrecer pero dependen demasiado del punto de vista médico y sus protocolos, haciendo oficial un modelo terapeútico más estrecho. La visión más humilde de una enseñanza compartida y basada en los beneficios del simple contacto para la salud y el bienestar, prácticamente ha desaparecido. Mientras que enfatizamos en la seguridad y el respeto a las personas, esta enseñanza podría realzar nuestro reconocimiento de la extraordinaria naturaleza auto reguladora del organismo humano.

ESPÍRITU Y FILOSOFÍA.

Al presentar las perspectivas y prácticas de la medicina sutil no podemos pasar por alto la dimensión filosófica y espiritual. Las cuestiones más simples sobre la salud están ligadas a la incesante búsqueda del ser humano de la armonía y el sentido de la vida y la muerte. En China, el pensamiento médico estuvo fuertemente influenciado por los primeros taoistas a través de la escuela Naturalista de filosofía. Más tarde, el pensamiento taoista y su práctica influenciarían al desarrollo del budismo a su llegada a China, procedente de la India, dando lugar a la Escuela China Ch´an y en Japón a la Escuela Zen. Tanto el taoismo como el budismo  fueron una referencia cultural y espiritual para el desarrollo de la Medicina y la Sanación y especialmente para los métodos Daoyin donde es primordial el estudio a partir de la experiencia.

Este énfasis en la práctica y la experiencia de las escuelas de meditación encontró resonancia con aspectos prácticos de algunas artes y se extendió al lado sutil de la terapia manual.

En Japón, las prácticas de budismo zen se combinan con la antigua tradición Shinto de la cultura del Hara, suponiendo un acercamiento práctico para cualquier actividad artística. Todas las artes del Hara proponen una visión de la salud como la armonía del cuerpo y la mente con la naturaleza, y una disciplina personal que deje lugar a lo natural y espontaneo. Esta visión y disciplina, que valora la vida tal como es, vivida momento a momento, es igual de fundamental para las artes de sanación.

La meditación lleva al practicante a un estado de concentración, conciencia y aclara la mente. La correcta concentración en la respiración, el cuerpo y la mente nos revelan la impermanencia de todo lo que nos rodea, la naturaleza ilusoria de nuestros Egos y el sin sentido del apego. La enseñanza taoista nos lleva a seguir la vida tal como fluye, adaptándonos y cambiando como hace el agua, y Buda nos enseñó que la principal causa del sufrimiento es tanto querer agarrar como rechazar lo que la vida nos brinda.

El budismo zen, en cuanto a las cuestiones existenciales del sufrimiento y la liberación, apunta hacia una espiritualidad inminente en los límites comunes de la vida corriente. Las disciplinas fomentan la acción propia, espontanea, según el momento, que incluye la “No-Acción” o “Wu-wei”, lo que en el primer pensamiento taoista equivale a seguir con destreza la dirección de la naturaleza en vez de intentar imponer nuestra voluntad al curso de los acontecimientos.

Esta idea práctica se puede entender como Wei-Wuwei (trabajo sin esfuerzo o acción sin fuerza). Aparece en todo el contexto de la filosofía y el pensamiento oriental donde el valor del “Vacío” y el “ ser eso” (suchness) de todas las cosas es considerado lo más importante para la felicidad y la armonía. La meditación, la contemplación de la respiración, sentarse simplemente sin hacer nada, o compartir a conciencia una taza de te, son las pequeñas lecciones sobre la impermanencia, el flujo constante y los cambios de los que formamos parte, pero sobre los que tenemos muy poco control.

Por tanto ¿ Tiene algún sentido o validez mantener el nombre y el concepto de “Shiatsu zen”para la versión contemporanea del Shiatsu de meridianos de Masunaga? Quizás sí, pero sólo si nos ponemos con todo el corazón a la práctica y estudio de la disciplina Zen.

Las adaptaciones de la teoría del Kyo y Jitsu en el diagnóstico y tratamiento, con un acercamiento clínico alterado a menudo por la MTC, sin duda, han trasladado el Shiatsu hacia una terapia médica especializada con resultados y beneficios previsibles. Sin embargo, a la tendencia opuesta, que indica el Zen, hacia lo sutil, una práctica sanadora hacia uno mismo o compartida, el auto conocimiento, la espontaneidad y la espiritualidad arraigada en la tierra, no se le da demasiada relevancia hoy en día.

Como referencia, una descripción tradicional del Zen:

Más allá de la tradición, fuera de la escritura

Independiente de las palabras y las letras

Apunta directamente a la mente

para darse cuenta de la verdadera naturaleza de uno mismo

Y, alcanzar, la Budeidad ( despertar, liberación)

El Zen que aquí se describe de forma anónima pero reconocido desde mucho tiempo atrás, supone la verdadera práctica de la meditación ( el despertar concentrado). Derivó, como antes mencioné, del chino Ch´an na, originalmente Dhyana en sánscrito y nucleo esencial del Budismo, siendo lo que Buda realmente hizo para alcanzar la iluminación o liberación más que las enseñanzas que promulgó a posteriori. Las enseñanzas, los sútras (diálogos budistas) , que más tarde fueron escritas, intentaban ser una guía y apoyo para la práctica, pero no podían sustituir el encuentro directo con la realidad subjetiva que debe ser tratada según surja en cada individuo.

En la meditación trabajamos con nuestra experiencia consciente del cuerpo y la mente, nuestros sentidos y pensamientos de un momento a otro.

Así, en relación con la práctica del Seiki:

Aparte de la medicina. Más allá de ningún concepto de intervención terapeútica.

Sin mito, ni misterio; independiente de cualquier técnica o conocimiento formal,

Con Tacto o sin Tacto, pero con igual sensibilidad,

Experimentar directamente el movimiento de la vida en nosotros y los otros,

A través de la resonancia, encontramos la armonía.

El Seiki es central en la tradición japonesa de la terapia manual de donde surgieron también otros estilos contemporaneos de Shiatsu, pero está más cerca de los aspectos de la práctica no formal, basada en la experiencia, la espontaneidad y en el “No Hacer”. Un camino de sanación que surge del Vacío. Las conexiones profundas en el Hara, en el Anpuku, se ponen al descubierto cuando tenemos el corazón y la mente tranquilos y vacíos.

La simplicidad es la base de la atención completa, y un poder que es verdaderamente igual a la armonía natural consciente. Otros aspectos de la formación práctica progresarán lentamente, a base de perseverancia y la coordinación del Hara y las manos, para ensanchar y unificar nuestras percepciones, y reconocer y amplificar las posibilidades en cada encuentro único.

Este es un extracto de un artículo más extenso sobre “La práctica esencial en el camino del Seiki”, un trabajo en proceso que busca  explicar, tanto como sea posible, la naturaleza de esta visión vivencial, su evolución y la presentación del método de Akinobu Kishi , los estímulos que aparezcan en el camino y  los profundos beneficios que pueda traer.

P.L